Más vale tarde que nunca... :D
Me puse a hacer un Guacafig y al final me ha salido una especie de fábula al más puro estilo Iriarte

:D , pero creo que valdrá igualmente...
-Hace muuucho, muuucho tiempo, en una época de castillos, dragones y princesas, Osvaldo, un joven poco agraciado que vivía en una choza en el campo, visitó al chamán del pueblo para preguntarle qué le aguardaba el futuro...

El chamán, leyó los posos de su vaso de Coca-cola y le predijo un futuro brillante.
A los pocos días, Osvaldo iba a cortar leña cuando escuchó unos gritos que pedían auxilio

Era el poderoso rey de su país, que había caído por un terraplén con su caballo mientras iba de cacería con su azor favorito. Osvaldo le ayudó a levantarse y socorrió al herido llevándolo a palacio.
Osvaldo y el rey trabaron una gran amistad, con lo que, a la muerte del monarca sin dejar descendencia, Osvaldo fue coronado como el rey Osvaldo XIX

Osvaldo comenzó a gobernar de forma despótica y cruel, y cuando vino una hambruna, el anciano chamán que tanto le había ayudado en su juventud, fue a visitarle para que abriera los graneros del reino (que estaban a rebosar) a la famélica muchedumbre.
Osvaldo se rió descaradamente del chamán y le negó su petición expulsándolo del suntuoso palacio.

El chamán, desesperado por no poder hacer nada, llamó a un amigo suyo que era brujo, y entre los dos hicieron un conjuro quemando en una hoguera unos huesos mágicos traídos de la Sierra de Alfacar con el cual lanzaron una maldición al despiadado monarca

A la semana siguiente, dio la nefasta casualidad de que el rey salió de caza y cayó por un terraplén, cuando pedía ayuda desesperadamente pasó por alli el brujo amigo del chamán de la aldea, cuando Osvaldo le pidió ayuda, este se la denegó diciendo que él había dejado morir a todo su pueblo sin hacer nada por evitarlo. Así, el brujo prosiguió su camino dejando allí al cada vez más debil rey

Tiempo después pasó por allí el chamán en busca de sus hierbas favoritas.

El chamán, sintiendose dolido por el trato que el rey le había dado, también le denegó su ayuda, y lo dejó allí, a su suerte.

Y así, en la más absoluta soledad y entre lágrimas y remordimientos, murió el rey Osvaldo XIX, llamado El Desagradecido por algunos, y El Ingrato por otros.

Moraleja:
Hay que ser agradecido, y no avergonzarse del pasado de cada uno