Holas;
Siendo una pena ambos hechos que relatas, has de estar orgulloso de haber tenido una gata de 22 años. Seguro que no ha llegado ahí por cuidarla mal

"No llores porque terminó, sonríe porque sucedió". Es difícil perderlos, llegan a ser uno más de la familia, pero alégrate recordando los buenos momentos que pasó, y pasasteis. Un abrazo. Y ánimos a tu padre.
Muchas gracias por tu (y vuestro) apoyo,
VI.La verdad es que la hemos cuidado bien. Cada vez que se sentaba mi madre en la butaca, mi madre la acariciaba, hasta tal punto que se apoyaba su cabecita en la pierna izquierda de mi madre y se le caía la baba de lo cariñosa que se ponía ella. Nos miraba tanto a mi madre como a mí. Me ponía una mirada..., que me daba ganas de acariciarla a cabecita y su naricita tan suave y rosa tan bonita que tenía. Y lo hacía muchas veces. No sólamente nos quería a nosotros dos. También a mi hermano mayor y a mi padre. Mi família la echa de menos cada vez que lo recuerda. Y yo también.
